Son los trenes los que se van
y una huella queda en tu rostro
envejecida, una cicatriz que se abre
cuando te emborrachas solo en un bar
mirándote en el reflejo opalino de la mesa
en las manchas del licor que tragas
viendo pasar los trenes que se van
Son los trenes los que se van
tú te quedas con un cigarrillo
azul en la mano, una carta absurda
una mueca de insatisfacción
un recuerdo de una mujer
que te mira desde muy lejos
Son los trenes los que se van
tragando el paisaje que una vez
retuvieron tus ojos y ahora son ilusión
o sueños evaporándose lentamente
cada noche mientras escuchas llover
y tu corazón se constriñe como un puño
Son los trenes los que se van
dejando nubes de vapor y polvo
y restos de carbón que tiñen los cerros
los trenes que se llevan lenta y definitivamente
las últimas esperanzas y las utopías
los restos hechos añicos de la inmortalidad
1 comentario:
Eugenio, siempre tan acertivo.
"son los trenes los que se van" y se llevan la escoria, son los camiones cargados de nuestra inmundicia los que se van.
pero nuestra memoria la llevamos puesta hasta la muerte.
saludos.
Jesús Largo
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