la sombra germina dentro de los laberintos de la voz
aún cuando pierde los campos minados en el cuerpo
y los años economizando la hiel y la bilis y la amarga
saliba con que solemos cubrir los pasos del éxito
en algún vericueto obsceno de la urbe enérgica
el feto traslúcido se arrepuja adosado al muro
y crece como una verruga negra relumbrando
con la misma furia del océano en la tempestad
acontece que ya roble su vaciedad es como escama
sin locura sin aliento sin la fantasía y el frenesí
que impele al sueño a trastocarse en pura realidad
toda sombra no es si no lo otro que fue y acontece
sobre el páramo y es otra sombra que arde y es llama
y licúa la existencia como río huero que no llega al mar
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