bien, qué se puede decir
hace mucho que no escribo en este hábito
monteverdi viajar en las naves aqueas
volver a Ítaca
los montículos por los que morimos
encontrarse con los fósiles de conchas de las palabras
eso claro que duele -es un ojo de gallo que mata-
no todo el mundo puede hartarse de risa con la poesía
-si es que la hay-
los cadáveres flotan
las estructuras bellas óseas albas sobre un mantel azul prusia
tus bellos ojos morenos en mi piel
la arena amarilla
la extensión infinita del desierto un lugar sin sombras
para ocultarte de ti mismo dentro de ti mismo
y el sol el sol fulgente en toda su magnitud Apolo Máximo
indiferente insensible indolente a tu paso
el lamento de la ninfa
antes de hundirte completamente en el abismo de la belleza
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