la sangre roja penetra por los túneles del cemento
y aunque estés grave la viola da gamba suena
en la oscura memoria y brilla el púrpura de la imaginación
por los más intrincados laberintos de cinabrio
puedo verme en mi propio reflejo inundándose
la esquelética furiosa imagen contrasta
con el colorido bullicio de la ciudad
cuando llego a casa después de años de cansancio
continuo me puedo mirar en la televisión
y de haber envejecido ella anuncia la nueva epifanía
de la viola y lo intrascendente
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