No se puede divisar
Ni saber a ciencia cierta el color
Ni identificar al pájaro
Que yace sobre la húmeda tierra
Los contornos parecieran agonía
Contra fuerzas sobrehumanas
El animal quizá late en un posible sueño
Una esperanza sobre lo gris de su sangre
Tampoco se puede divisar detrás de la niebla
Algún organismo al que se le conmueva el corazón
Un santo o un ángel o un frágil mortal perdido
Entre los bosques que despiden el aroma del sobrecogimiento
Nada más presumibles sombras milenarias
De los árboles que se confunden con los fantasmas
Habitantes tal vez de la alucinación
Del ser que no puede desprender su ánima
Una naturaleza infinitamente cruel
Las hormigas se afanan en su descubrimiento
Posiblemente encegueciendo a su víctima
Apenas abandona sus fuerzas a la gravedad
Y sin siquiera una última reflexión
O el rezo de una companía en la ternura
Abandona también la imagen del bosque
Donde amó, dónde quizá voló y cantó
Donde tal vez configuro y prefiguró otra vida
Otra posibilidad que no existe
Otro cuerpo que añora la inmortalidad
O que solo gusta del momentáneo placer de vivir
Donde tal vez entre la niebla buscó
El nido que lo vio partir
15052019
Llegando a Santiago
Atardecer
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