saltan las flores azules
los acantilados se abren
los cuerpos gimotean en las orillas
yo me quedo bajo tu paraguas
nuestros pies están inundados
a veces solemos ser peces
arrojados por la resaca
tú y yo en nuestras soledades
desde arriba del acantilado
contemplando nuestros cuerpos
en el fondo abisal
envuelto en llamaradas
miles de cuerpos flotando
mientras la mar los lame
y relame como gatita
sobre la alfombra del tiempo
que se evapora y nos ilumina
con millones de flores azules
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